El presidente Donald Trump retiró a su jefe de estrategia política, el radical conservador y agitador Steve Bannon, del Consejo de Seguridad Nacional (NSC, por sus siglas en inglés), como parte de una reorganización. 

El cambio refuerza el poder del consejero de Seguridad Nacional, el teniente general retirado H.R. McMaster, que no pertenece al círculo más cercano de mandatario desde el punto de vista ideológico.

Con enorme influencia sobre el presidente, Bannon, de 63 años, se forjó un poder autónomo en la Casa Blanca, con acceso directo al Despacho Oval e injerencia en casi todos los temas. De hecho, su ingreso en el NSC, el organismo de la Casa Blanca que coordina toda la política exterior y de defensa de EEUU, fue insólito: nunca hasta la fecha un asesor político había logrado un puesto ahí.

La nueva composición del NSC fue publicada a través de un documento del registro federal, en el que ya no aparece el exdirector de la web de ultraderecha Breitbart News como parte del Comité del Director, un grupo de altos funcionarios que se reúnen para discutir las prioridades más urgentes sobre seguridad nacional. La Administración Trump no aclaró oficialmente los motivos de su decisión.

Este cambio es un golpe tanto al poder de Bannon como al del propio presidente. Trump había puesto a su estratega preferido como miembro permanente del Consejo de Seguridad Nacional en enero, en un claro intento de politizar el organismo, ya que este carecía de experiencia en política exterior y en tema de defensa.

Foto: efe

Por su parte, el teniente general Herbert Raymond McMaster, quien se encontraba en una batalla abierta y notoria con Bannon, logró su primera victoria. McMaster fue nombrado consejero de Seguridad Nacional a finales de febrero tras la renuncia del general Michael Flynn por su implicación en la trama rusa y después de que el candidato inicial para sustituir a Flynn, el almirante Robert Harward, fuera torpedeado, precisamente, por Bannon.

Su entrada generó sorpresa. Recomendado por el estamento militar, no era amigo del presidente Trump y sus puntos de vista distan notablemente del ala más radical de la Casa Blanca. McMaster, por ejemplo, considera a Rusia un adversario y rechaza términos como “terrorismo radical islámico”. “No acepto que se castigue a una religión entera”, dijo en su primera reunión con el personal de su consejo.

La versión de Bannon fue difundida en un escueto comunicado en el que dijo que había sido incluido para “desinstrumentalizar” el Consejo luego de los años de Susan Rice, asesora del entonces presidente Barack Obama, y que una vez concluido ese proceso, “el general McMaster ha regresado a sus funciones apropiadas”.

Tras la salida de Bannon, y según el documento oficial, será McMaster, como asesor de Seguridad Nacional, “el responsable de decidir la agenda de las reuniones” y preparar las decisiones del Consejo de manera oportuna”.

Dentro de esta reestructuración, el director de Inteligencia Nacional, Dan Coats, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Joseph Dunford, vuelven a ser “participantes regulares”, ya que en un primer momento se señaló que asistirían sólo “cuando se debatan temas relacionados con sus responsabilidades y su experiencia”.

También regresan a las reuniones el director de la CIA, Mike Pompeo, y se sumarán el secretario de Energía, Rick Perry, y la embajadora estadounidense ante la ONU, Nikki Haley.

(Foto de portada: EFE)

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